Aprendiendo a Aprender... Sector Independiente
Primera parte de un trabajo de antecámara... Gocen pequeñines:
¿Cuál es la situación de la enseñanza fotográfica en México?
Existe una diversidad de opciones para estudiar fotografía. Todas ellas nos muestran una perspectiva diferente, lo que da como resultado un esfuerzo individual, más no el ideal para alcanzar un nivel profesional.No debe extrañarnos el hecho de que las instituciones responsables de regular el presente y futuro académico del país, al no otorgar el debido valor a la fotografía como una especialidad, han evadido el desarrollo, supervisión y respaldo de los programas de estudio.
Este compromiso ha recaído en las escuelas, casi todas particulares, que se enfocan a una parte del “todo” de la fotografía profesional, sin proponer una educación integral. Algunas ofrecen un “reconocimiento o validez oficial” de sus estudios y, cierto, lo ideal es contar con éste aval profesional. No obstante, ser profesional no es sólo cuestión de técnica y documentos, también de hábitos, conocimientos, cultura y conductas profesionales. Además, no hay una vigilancia en el contenido de los programas, actualización de los mismos, certificación de maestros y revisión de instalaciones adecuadas y suficientes para lograr los objetivos ofrecidos.
Al no continuar con la supervisión y revisión de las escuelas y sus programas, esa validez oficial es subjetiva y no refleja la realidad del nivel de enseñanza.
En el coloquio “Imagen y Educación”, organizado el año pasado por el Centro de la Imagen, participaron varios representantes de diferentes instituciones de enseñanza en la mesa de trabajo “Metodologías y Modelos Educativos”. Uno de los comentarios fue: “hay una visión de túnel en donde el fotógrafo pierde el entorno, poco oficio sin rigor, por lo que no cuenta con herramientas suficientes para apoyar el discurso”.
Vamos a analizar los factores que influyeron para llegar a ésta conclusión:
Un punto importante es que en varias licenciaturas se imparte la fotografía como parte del programa de estudios. Estos programas no son realizados, así lo demuestra su contenido, por gente involucrada en la fotografía. Más bien los realizan profesionistas aparentemente relacionados con ésta. Los maestros no siempre pueden ser fotógrafos. Esto se debe a que las instituciones no permiten que se enseñe fotografía a menos que se cuente con una licenciatura o hasta maestría.
En México no existe la licenciatura en fotografía y los fotógrafos que cuentan con ésta, es una carrera afín con especialidad en fotografía. Casi podemos decir que todo mundo puede enseñar fotografía, menos los fotógrafos.
En varias de las universidades, las instalaciones que se utilizan para impartir la materia no son las adecuadas. Lo peor de todo, es que son insuficientes. Es común encontrarnos con gente que nos habla de 2 ó 3 personas por ampliadora en clases de 2 horas de impresión, o que revelan 2 rollos en los 4 semestres que dura la materia.
Todo esto hace ver que la enseñanza fotográfica es informal. No se abunda o profundiza en el tema (por los tiempos tan cortos de laboratorio). La mayoría de las veces no tiene una vinculación con las materias que se imparten al mismo tiempo (se desarrolla de forma independiente a las demás), sólo se limitan a enseñar como tomar fotos (solo se enseña técnica básica). Se le asigna poco presupuesto (nadie ha dicho aún que la fotografía es barata), por lo mismo es difícil mantener actualizado el equipo. No se cuenta con las instalaciones adecuadas (muchas veces ni las hay o se encuentran sin equipo) o se convierte en la materia recreativa del programa, sin darle formalidad a su aprendizaje.
Por lo anterior, la imagen que proyecta la fotografía y los fotógrafos es que ésta es sólo un oficio o por un "mientras veo que estudio" (como si el ser un buen fotógrafo no implicara largas horas con los libros), que es de carácter informal y con falta de seriedad.
La labor de cambiar ésta imagen es de todos los que nos vemos involucrados en alguna parte de la fotografía: estudiantes, maestros, fotógrafos, empleados de tiendas y laboratorios fotográficos, clientes, modelos, maquillistas, etc.
Las escuelas deben plantear claramente sus objetivos, métodos y especialidad en sus programas de estudios, para que así los alumnos no se sientan sorprendidos al no recibir los conocimientos que cubran sus expectativas o de la especialidad en la cual se quieran desarrollar. Sobre todo, comprometerse en la formación integral de fotógrafos profesionales, con especialidad en alguno de los campos de la fotografía y con una basta cultura visual. Sólo así la fotografía dejará de ser un “oficio” para convertirse en una profesión reconocida. No será hasta este momento, que las escuelas comenzarán a cumplir con una parte de su objetivo.
Respondiendo a mi pregunta, porque nadie más me sigue la corriente, original de Antecámara
¿Cuál es la situación de la enseñanza fotográfica en México?
Existe una diversidad de opciones para estudiar fotografía. Todas ellas nos muestran una perspectiva diferente, lo que da como resultado un esfuerzo individual, más no el ideal para alcanzar un nivel profesional.No debe extrañarnos el hecho de que las instituciones responsables de regular el presente y futuro académico del país, al no otorgar el debido valor a la fotografía como una especialidad, han evadido el desarrollo, supervisión y respaldo de los programas de estudio.
Este compromiso ha recaído en las escuelas, casi todas particulares, que se enfocan a una parte del “todo” de la fotografía profesional, sin proponer una educación integral. Algunas ofrecen un “reconocimiento o validez oficial” de sus estudios y, cierto, lo ideal es contar con éste aval profesional. No obstante, ser profesional no es sólo cuestión de técnica y documentos, también de hábitos, conocimientos, cultura y conductas profesionales. Además, no hay una vigilancia en el contenido de los programas, actualización de los mismos, certificación de maestros y revisión de instalaciones adecuadas y suficientes para lograr los objetivos ofrecidos.
Al no continuar con la supervisión y revisión de las escuelas y sus programas, esa validez oficial es subjetiva y no refleja la realidad del nivel de enseñanza.
En el coloquio “Imagen y Educación”, organizado el año pasado por el Centro de la Imagen, participaron varios representantes de diferentes instituciones de enseñanza en la mesa de trabajo “Metodologías y Modelos Educativos”. Uno de los comentarios fue: “hay una visión de túnel en donde el fotógrafo pierde el entorno, poco oficio sin rigor, por lo que no cuenta con herramientas suficientes para apoyar el discurso”.
Vamos a analizar los factores que influyeron para llegar a ésta conclusión:
Un punto importante es que en varias licenciaturas se imparte la fotografía como parte del programa de estudios. Estos programas no son realizados, así lo demuestra su contenido, por gente involucrada en la fotografía. Más bien los realizan profesionistas aparentemente relacionados con ésta. Los maestros no siempre pueden ser fotógrafos. Esto se debe a que las instituciones no permiten que se enseñe fotografía a menos que se cuente con una licenciatura o hasta maestría.
En México no existe la licenciatura en fotografía y los fotógrafos que cuentan con ésta, es una carrera afín con especialidad en fotografía. Casi podemos decir que todo mundo puede enseñar fotografía, menos los fotógrafos.
En varias de las universidades, las instalaciones que se utilizan para impartir la materia no son las adecuadas. Lo peor de todo, es que son insuficientes. Es común encontrarnos con gente que nos habla de 2 ó 3 personas por ampliadora en clases de 2 horas de impresión, o que revelan 2 rollos en los 4 semestres que dura la materia.
Todo esto hace ver que la enseñanza fotográfica es informal. No se abunda o profundiza en el tema (por los tiempos tan cortos de laboratorio). La mayoría de las veces no tiene una vinculación con las materias que se imparten al mismo tiempo (se desarrolla de forma independiente a las demás), sólo se limitan a enseñar como tomar fotos (solo se enseña técnica básica). Se le asigna poco presupuesto (nadie ha dicho aún que la fotografía es barata), por lo mismo es difícil mantener actualizado el equipo. No se cuenta con las instalaciones adecuadas (muchas veces ni las hay o se encuentran sin equipo) o se convierte en la materia recreativa del programa, sin darle formalidad a su aprendizaje.
Por lo anterior, la imagen que proyecta la fotografía y los fotógrafos es que ésta es sólo un oficio o por un "mientras veo que estudio" (como si el ser un buen fotógrafo no implicara largas horas con los libros), que es de carácter informal y con falta de seriedad.
La labor de cambiar ésta imagen es de todos los que nos vemos involucrados en alguna parte de la fotografía: estudiantes, maestros, fotógrafos, empleados de tiendas y laboratorios fotográficos, clientes, modelos, maquillistas, etc.
Las escuelas deben plantear claramente sus objetivos, métodos y especialidad en sus programas de estudios, para que así los alumnos no se sientan sorprendidos al no recibir los conocimientos que cubran sus expectativas o de la especialidad en la cual se quieran desarrollar. Sobre todo, comprometerse en la formación integral de fotógrafos profesionales, con especialidad en alguno de los campos de la fotografía y con una basta cultura visual. Sólo así la fotografía dejará de ser un “oficio” para convertirse en una profesión reconocida. No será hasta este momento, que las escuelas comenzarán a cumplir con una parte de su objetivo.
Respondiendo a mi pregunta, porque nadie más me sigue la corriente, original de Antecámara
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